Divas, ¡tus palabras tienen poder!
¡Basta ya de declarar tanta derrota! Decidamos hoy cambiar nuestra actitud de
fracaso y abracemos tantas hermosas promesas que Dios nos ha dado. Eres más
fuerte de lo que crees, porque Dios se hace fuerte en tu debilidad.
“Él da esfuerzo al
cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se
fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán.” Isaías 40:29-30
No, no todo lo entendemos. No, no es
“justo” tanto dolor. Pero ¿qué podemos hacer? Esa es nuestra realidad (aunque
creo fervientemente que no será por siempre). ¿Nos ahogaremos en nuestro dolor,
nuestra pena por la pérdida, nuestra tristeza? Eso es lo más fácil; lo
“natural”. Pero, ¿qué logramos con eso? Mantenernos sumidas en un estado de
derrota permanente que nos inutiliza, nos paraliza.
NO. Hoy decidamos cambiar nuestro
curso. Decidamos creerle a Dios, aún si no lo entendemos todo. No es fácil, se
requiere fe. Esa fe que en Hebreos 11:1 es definida como “… la certeza de lo
que se espera, la convicción de lo que no se ve.”. Va en contra de la
razón humana. Ve más allá de lo que nuestros ojos pueden. Ve lo imposible
posible. Ve propósito aún en la adversidad. Siente paz aún en la tormenta.
Quizás pienses que estoy loca, pero
he visto la diferencia en mi vida. Al igual que tu pasé por esas etapas de
cuestionamiento, de depresión y de coraje. Pero decidí salir de ahí. Aún si no
puedo cambiar mis circunstancias, si puedo cambiar mi actitud. Yo he decidido
creerle a Dios. He decidido ver más allá de mi dolor, de mis circunstancias;
más allá de la fibromialgia. Y he visto como Él ha tornado mi “maldición” en
bendición. He visto darle propósito incluso a mi enfermedad. Hoy me levanto
cada mañana con deseos de compartir con ustedes mis experiencias. Me alegro en
mi dolor, porque es la única forma en que puedo decirles “Las entiendo” y que
sea real. Si no viviera con este dolor jamás podría identificarme con ustedes.
Jamás hubiera tenido el enorme y hermoso privilegio de ser parte de sus vidas.
Eso es propósito. La fibromialgia cambió mi vida y no para maldición. Es
una cruz que cargo con orgullo porque me ha dado la oportunidad de llegar a
tantas vidas que necesitan apoyo, comprensión y una amiga.
Yo he decidido levantarme como toda
una Diva. He decidido luchar. Hoy enfrento mi día con mis Tacones Violetas.
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